También los recuerdos forman parte del paisaje
más allá del espejo, tal vez mucho más que
otras pequeñas cosas.
Alguna vez he leído el comentario de expertos
neurólogos ( en la medida que podemos ser
expertos neurólogos ) diciendo que cada vez
que traemos un recuerdo a la memoria, lo
alteramos, lo recordamos ligeramente distinto
a como lo hicimos la última vez. Como si el
resto de experiencias acumuladas tuvieran
algo que decir respecto a cada vivencia
concreta y singular.
Es más que posible que "dentro" y "fuera"
nuestro sean sólo etiquetas clasificadoras;
si en muchas ocasiones vemos lo que
querríamos ver, no es lógico pensar que
¿Recordemos como queremos recordar?
Y no como realmente pasó, y ¿A medida que
los hechos se alejan en el tiempo, se acercan
a nosotros paulatinamente?
Supongo que lo mejor sería hacer la prueba.
Os propongo lo siguiente: después de pasar
un día especial con alguien, lo más pronto
posible, esa misma tarde o noche, sentaros
a escribir en una libreta algún momento del
día. Es muy posible, ya que no todos "vemos"
las cosas igual, que las impresiones que han
quedado en vuestra memoria sean distintas
y por ello, es un ejercicio que debéis hacer
solos. Después podéis observar las diferencias
e igualdades que vuestro recuerdo guarda con
el de la otra persona, eso os puede decir mucho
de qué llama su atención y qué cosas son
importantes en su mente ( a corto plazo ).
El ejercicio no acaba aquí, sin embargo. Cada
cierto tiempo, un mes al principio, luego tres
meses, etc, deberíais volver a escribir (¡Sin
mirar aún que escribisteis las anteriores
veces!) cómo recordáis aquel momento.
Ya me contaréis, aunque :-P es posible que
yo olvide esta entrada jejejeje
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